A mar abierto



Por: Andrés Ceballos

Las ideas están obligadas a ser competitivas, no les alcanza con ser buenas. Está claro que los emprendedores ya no sólo deben minimizar el riesgo de lo incierto en el mercado, hoy la innovación y el cambio constante son los líderes de las oportunidades y las amenazas en la industria emprendedurista; los paradigmas son breves y las utopías posibles. Gran parte de los desarrollos por venir en Latinoamérica está en manos de los estados, el tiempo corre a gran velocidad y la brecha con los países más desarrollados es cada vez mayor, si no lo hacemos ahora, ¿Cuándo?, El cambio de época es real.

El mayor desafío al momento de emprender dentro o fuera de la empresa es contar con el conocimiento para poder lograrlo, esta es la clave del éxito, para eso las empresas y los emprendedores deciden asignar tiempo y esfuerzo económico, el objetivo es saber en que invertir y como invertir. Esta receta ha sido igual por siempre, en los años `90 y luego de la caída del muro que dio vida a la globalización capitalista, trajo como ola de cambios un enfoque en los procesos destinados a incrementar valor económico a las organizaciones, sean estas, empresas, instituciones o estados. El mundo por esos años necesitaba de orden y mejoras en los rendimientos económicos y financieros, por tanto, la implementación de procesos fue clave, países como Alemania desarrollaron y mundializaron normas de producción orientadas a eficientizar los procesos productivos y lograr resultados de calidad superior; Las escuelas de negocios de EEUU profundizaron sus métodos de análisis y planificación con miras a un mejor aprovechamiento de los mercados, algunos de los países del este asiático comenzaron una trasformación orientadas al desarrollo de los procesos basados en el conocimiento.

Todo este movimiento de desarrollo que venía gestándose como efecto de postguerra generó enormes innovaciones que beneficiaron a poblaciones enteras, el progreso tecnológico fue el más notable de todos y el que dinamizó el desarrollo de las economías. Los gobiernos entendieron que la competitividad de un país no solo pasaba por tener solidas industrias productivas, que con el tiempo dejarían de ser sólidas para enfrentar el nuevo mundo, si no que el futuro estaba basado en el desarrollo tecnológico y la digitalización del mismo, es decir, las industrias primarias, a excepción del petróleo que se encuentra en declive por escasez, no serían las más importantes. Como ejemplo de esto está el caso de Sillicon Valley que se gestó a principio de los años `70. En área sur de la Bahía de San Francisco, en el norte de California se instaló en esos años las primeras empresas de semiconductores, esto permitió que muchas otras empresas de tecnología comenzaran a desarrollar sus actividades, entre ellas las míticas Apple y Microsoft. La primera podríamos decir que es la empresa que ha dado al mundo las innovaciones de uso masivo más exitosas de los últimos tiempos. Hoy Sillicon Valley desarrolló un Hub de compra de nuevas tecnologías con el fin de utilizarlo para uso nacional. ¿Qué ha hecho que esto fuera posible?, el estado. Como lo cuenta Mariana Mazzucato en su libro “El Estado Emprendedor”, el principal producto de la empresa Apple, el Iphone, contó con la intervención del estado, inversiones estatales de largo plazo en tecnologías que el mercado no podía ni imaginar, tecnologías que jamás se iban a demandar, detrás de este producto, se desarrollaron más de 12 tecnologías claves, todas financiadas por el estado, Apple no corrió riesgo tecnológico, solo corrió riesgo de mercado, el riesgo tecnológico es riesgo de conocimiento, forma parte de la lógica de la competitividad nacional, en todos aquellos países, los cuales lograron el desarrollo innovador, el estado fue un participe clave. Del mismo modo que en Argentina, el programa Arsat. Se necesita de políticas públicas e inversión en conocimiento que permitan que el sector privado se desarrolle para proveer productos tecnológicos, para insumos y que luego, estas innovaciones se lleven al mercado de consumo. Para que esto se dé, es preciso que el estado tome la decisión de invertir, no facilitar, invertir, es decir desarrollar tecnologías que permitan la innovación conformando el cluster de las 3 T: Talento, Tecnología y Trabajo; conformando un factor clave del desarrollo competitivo moderno, pensar en crear valor de economías sanas solo sirve para tener buenas panaderías y eso no genera microprocesadores, para poder ser competitivos la innovación debe ser disruptiva y esto requiere de otros factores y variables.  

Un emprendedor, un empresario o una organización en desarrollo solo debería correr riesgo de mercado y no de generación de conocimiento, ya que estos deberían ser creados bajo marcos institucionales sólidos y de largo plazo, la idea de que la tecnología desplaza al trabajador solo es comprobable en algunos sectores y, no donde se desarrolla tecnología económica.

Algunos datos que nos ayudan a analizar donde estamos parados:  

Destinan de su PBI a I+D según datos del Bco. Mundial.



Ahora, ¿que es preciso hacer desde el lado privado?, primero que nada, renovar las metodologías de management, es decir desarrollar modelo de negocios no convencionales: Bussines Startup, This is Thinking, Innovación Abierta, Canvas, este último es un modelo social nórdico que se basa en la síntesis de las actividades claves, ideal para reconvertir empresas clásicas en nuevos modelos de negocios. Pero esto no es lineal, también tiene una incoherencia, Facebook, es una empresa que no tiene un modelo de negocios, solo es una buena idea, que se proyectó exitosamente en los mercados de consumo y financieros a una gran velocidad, eso solo fue posible porque contó con el conocimiento tecnológico.  

La razón de esto es que cualquier inversor demandará o debería demandar algunos de estos modelos, con el fin de poder analizar variables que hoy muchas empresas no poseen o emprendedores no las toman como importantes porque no las conocen, como: análisis de escenarios competitivos, estudios de clientes, calcular nuevos análisis financieros, es decir todo un cuerpo metodológico diferente, otra vez cambio.

Hay gobiernos que siguen pensando en desarrollar políticas para las industrias clásicas, mientras el mundo mira el desarrollo de políticas tecnológicas. Corea del Sur en 1950 estaba poblada por aldeas de pescadores; Japón copiaba productos, luego supo desarrollar esos productos que copiaba, luego tuvo una tecnología propia, hasta que logro tener su ciencia propia; en 2015 la marca Ford salió a buscar a la japonesa Sony para hacer una alianza que mejore la calidad de los vehículos en el equipamiento tecnológico de audio.

Debemos generar cluster de pymes que contribuyan a cambiar el fallo de mercado de “economías sanas - panaderías sanas, para pasar a tener economías sanas – conocimiento clave”. La competitividad es un resultado multifactorial, el estado es clave en este proceso, las empresas deben solo preocuparse por el mercado, el Marketing debe estar orientado a trabajar en modelos de negocios evolutivos, las empresas deben mirar el desarrollo de lo tecnológico como parte de estos nuevos modelos, sin dejar de lado a la persona, integrándola al conocimiento. No alcanza con ser solo un usuario preparado y responsable de la tecnología, es preciso acompañar el cambio, involucrándose en él.

Mientras eso sucede.

Las empresas son como barcos que navegan en aguas desconocidas con un hábitat submarina donde se encuentran raras criaturas llamadas consumidores generacionales, estos han cambiado por la influencia de los insumos tecnológicos, las multipallas, la omnicanalidad, el estímulo constante que llega por la comunicación de otros mercados lejanos, nuevos conceptos de celebrities que dominan los espacios de opinión, gente demasiado joven ganando dinero a través de trabajos como streamers, youtubers o los más expertos como: Senior Edge Computing, Walker/Talker, Analista de Cyber ​​City, Analista de Machine Learning cuántico, entre otros, más de 20 nuevas profesiones relacionadas con la industria del conocimiento.

Todo lleva a pensar como ejemplo, en una empresa local con más de tres décadas de trabajo en mercados controlables y predecibles, hoy y ante esta nueva realidad se sienten vulnerables y necesitan una brújula, para eso es necesario volver a nacer, evaluar los modelos de negocios, hacer que la estrategia acompañe a la estructura, en una economía donde los emprendedores son más comunes que aquellas personas que piensan en quedarse en sus trabajos por siempre, la definición de la estrategia a partir de elementos estructurales ya es un hábito convencional. 

Las empresas deben mirar hacia adentro, desnudar su estructura y saber que en ella deberá soportar el cambio de estrategia, es decir, modificar el modelo de negocios para no quedar fuera, hoy toda empresa por más joven o experimentada debe pensar como emprendedor, esto es lo que se ha definido como “pivotar”.  Cambiar cuando sea necesario, rápido y preciso, los modelos son perecederos, deben ser modificados cuando el viento cambie de rumbo. 

Las empresas Latinoamericanas son veleros sin motores, solo están impulsadas por el viento, los estados tienen la posibilidad de invertir en conocimiento para que estas puedan ser cruceros que navegan a toda potencia y a mar abierto. 


Comentarios

  1. Muy bueno Andrés!!! Gracias por compartir tus ideas

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    1. Muchas gracias, me alegro que te haya resultado interesante. Por favor compartilo con quien creas que pueda también estar interesado.

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