Lo que no cambia
Por: Andrés Ceballos.
Durante 30 años la
construcción de una marca se basaba en factores que eran posibles de determinar
a partir de las clásicas herramientas del Marketing y la Publicidad, (quien lea
esto seguramente sentirá que es una frase enciclopédica de los años 90), las empresas
proponían un modelo vanguardista y arriesgado sabiendo que había una cultura
que respaldaría esa propuesta y la incorporaría a sus modos de existencia. Hoy
esto no sucede, las marcas atraviesan la crisis menos imaginada, la indiferencia.
Las áreas de Marketing y las agencias creativas se reinventan constantemente intentando no quedar fuera de la convergencia, nacen nuevos modelos de negocios, mas ágiles y dinámicos, los objetivos están puestos en mantener la originalidad a partir de la utilización de los nuevos medios con prueba y error de recursos y herramientas que aún se encuentran en formación, como antes, ahora tampoco hay fronteras, pero tampoco está claro el escenario. Este mundo de volatilidad se mantiene en constante ebullición, ¡por lo menos, si supiésemos que en algún momento se va a enfriar, podríamos definir tiempos y que es lo que va a quedar del “liquido”!, pero esto no ocurre, sabemos que todo, o casi todo, está cambiando a una enorme velocidad, es diferente, nada es igual a hace unos días atrás, lo vemos, tratamos de entenderlo, pero lo que más nos cuesta es anticiparnos al próximo paso; meter la mano en algo tan caliente y cambiante es más que de valientes, de inconsciente. El cambio achica los mercados para aquellas empresas que se mantienen en el modelo tradicional, no porque la gente consuma menos, sino porque lo hace de otra manera. Muchas empresas aun no reconvierten su modelo, la expansión de mercados es solo para aquellos que se animan a transformase, innovar es un lujo que pocos pueden darse, ya que hay que estar preparado para hacerlo y saber cómo hacerlo. Lo digital no es lo único que empuja el cambio, hablar de Internet ya es antiguo es un termino que se naturalizo y se hizo común a todo; la robótica, las personas, las actividades asociadas a las empresas y las marcas hacen que todo, en lo absoluto y no en lo relativo, disminuya el volumen de los negocios tradicionales, si no se hace con conocimiento.
Las áreas de Marketing y las agencias creativas se reinventan constantemente intentando no quedar fuera de la convergencia, nacen nuevos modelos de negocios, mas ágiles y dinámicos, los objetivos están puestos en mantener la originalidad a partir de la utilización de los nuevos medios con prueba y error de recursos y herramientas que aún se encuentran en formación, como antes, ahora tampoco hay fronteras, pero tampoco está claro el escenario. Este mundo de volatilidad se mantiene en constante ebullición, ¡por lo menos, si supiésemos que en algún momento se va a enfriar, podríamos definir tiempos y que es lo que va a quedar del “liquido”!, pero esto no ocurre, sabemos que todo, o casi todo, está cambiando a una enorme velocidad, es diferente, nada es igual a hace unos días atrás, lo vemos, tratamos de entenderlo, pero lo que más nos cuesta es anticiparnos al próximo paso; meter la mano en algo tan caliente y cambiante es más que de valientes, de inconsciente. El cambio achica los mercados para aquellas empresas que se mantienen en el modelo tradicional, no porque la gente consuma menos, sino porque lo hace de otra manera. Muchas empresas aun no reconvierten su modelo, la expansión de mercados es solo para aquellos que se animan a transformase, innovar es un lujo que pocos pueden darse, ya que hay que estar preparado para hacerlo y saber cómo hacerlo. Lo digital no es lo único que empuja el cambio, hablar de Internet ya es antiguo es un termino que se naturalizo y se hizo común a todo; la robótica, las personas, las actividades asociadas a las empresas y las marcas hacen que todo, en lo absoluto y no en lo relativo, disminuya el volumen de los negocios tradicionales, si no se hace con conocimiento.
¿Antes
si y hoy no?
Antes de que llegue la
convergencia cerca de 2005 aproximadamente, las marcas se construían a partir de las oportunidades que se
presentaban en los diferentes entornos que conformaban la cultura, la vida
excéntrica de las personas representaban a la cultura POP. Una celebridad era
un ídolo inalcanzable, con una mística que le permitía jugar con las
ideas de las personas, actuaba desde lo alto de la sociedad y el ideario le
permitía mantenerse en esa posición de grandeza simbólica. La construcción se
daba a partir de rasgos comunes a su naturaleza, un rockstar podía ser adicto,
improlijo, transgresor, agitar socialmente con sus acciones y palabras, esto
estaba validado por la sociedad, la hibrides se daba a partir de la
construcción social. Esta forma de existencia hoy no es aplicable, la principal
razón es la desconstrucción, es decir, romper con el paradigma y la definición
prexistente, no hay un solo modelo ni una sola naturaleza, la sociedad
de hoy se desconstruye, se “desgenera”, para reconstruirse en el mismo momento y mutar.
Así es que una celebridad ha perdido idolatría, el rockstar como se lo
conocía, para esta nueva sociedad, no puede ser una persona sin propósito, con
ser rockstar y todo lo que significaba serlo, no alcanza. Ahora es preciso
mostrar el propósito y exponer la verdad que transparente ese propósito y
muestre a la persona tal cual es, ergo, el acting de ser un transgresor full time,
si realmente no lo es, no es posible de sostener en el tiempo. La tecnología claro que también cambió el modelo de negocios del rockstar, antes alcanzaba con vender discos, ahora spotify nos permite escuchar toda la discografía completa por mucho menos de lo que costaría comprarla, por otro lado, toda la discografía va con nosotros a todos lados en todo momento, es por esto que el rockstar tuvo que volver a subir a los escenarios y reinventar el negocio, para eso hay que estar equilibrado.
A partir de este ejemplo
es que podemos comparar a las marcas y su desarrollo en estos tiempos, “antes”
las marca se construían a partir de las oportunidades que la cultura y su
evolución iban generando, los guiones eran creíbles porque, de alguna manera,
la sociedad era más inocente. A partir de la exposición, a través del medio
digital, se transformó el contexto. Las personas comenzaron a conocer desde
adentro a las marcas, a esas marcas que idolatraban como al rockstar, las
personas comenzaron a entender que los slogans son axiomas falsos, que Quilmes
no es el sabor de encuentro, que si Nike dice Just do it!, primero deben
hacerlo ellos, o que si Coca Cola es el sentir de verdad no debe andar
diciéndolo todo el tiempo, la gente se va a dar cuenta de que lo es si cumple
con su promesa, fíjense, muy pocas marcas resisten los golpes del proceso
de cambio y las marcas que habían perdido poder vuelven a surgir, una especia de oportunidad para desempolvar a las clásicas que se habían
enterrado a fines de la cultura POP (Galletitas Champagne y no vendría mal relanzar tuby 3 y tuby 4).
La convergencia ha hecho
que las marcas deban hablar de cosas que a la gente le importan, otros dirían
dentro de lo cognitivo, de cosas que a la gente le preocupan; muchas tuvieron que entender cuáles son los valores de esta nueva sociedad, que
derechos reclaman las personas hoy, que es lo que más les importa. Otras han tomado la minimización de la felicidad como el claim
existencialista del hombre de hoy, el “ser feliz” cada vez que…, otros buscaron el
modo de empoderar a las personas a través de la originalidad, obligados a
actuar en consecuencia, la industria cervecera por ejemplo; Nike apoyando a Colin
Kaepernick, si lo digo, lo hago.
Todo este cambio de
pensamiento en las marcas ha llegado a desestabilizar incluso hasta la
estrategia de las organizaciones, las matrices que definían la política
central, las visiones que daban la orientación hacia donde ir, se vieron
afectadas por este cambio total, a tal punto que el concepto de reinventarse es
un “todos los días” y “en todo momento”, a veces se hace paradójico, se trata de encontrar la lógica y cuando creemos que es lo que se busca ya no lo es.
Como la película “El Día de la Marmota” en la que actúa Bill Murray, los que estamos dirigiendo empresas nos levantamos el mismo día todos los días, hacemos cosas diferentes y al otro día es el mismo día.
Así es que nunca mejor
citado Tales de Mileto, “Si hay algo que cambió, tiene que haber algo que
cambia, sin embargo, no cambia". Este filosofo creía que lo permanentemente
mutable, en realidad, no lo es. A los hechos, Tales estaría equivocado, pero en
tanto cambio estoy seguro que hay algo que no cambia y el secreto está en encontrar que es, porque ahí no es efímero.
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