Boquitas Tapadas.

Por: Andrés Ceballos.


Comenzamos el fin del principio, la llegada de la vacuna al mundo es la promesa más cercana de que la sociedad va a volver a la “normalidad”, pero ¿cuál es el futuro para el que nos tenemos que preparar?, ¿Qué secuelas quedan después de un año de haber estado viendo ante nuestros ojos la fragilidad humana?, un virus que no ha matado más que otras enfermedades que ya existían, pero nos atemoriza lo incontrolable, su invisibilidad y su fuerza global. 

Desde el inicio de esta nueva realidad hemos estado adaptándonos a cambios reales, concretos y medibles. A diferencia de otros tiempos, en los cuales estos parecían imperceptibles, hoy tenemos que aceptarlos con incomodidad por su obligatoriedad y agresividad, nos vemos restringidos a la libertad de elegir, las fuerzas de seguridad ciudadanas se han vuelto en organismos de control de las nuevas normas sociales, nuestro vocabulario ha incorporado nuevas palabras, “aislamiento social”, “distanciamiento social”, “aplanamiento de la curva”; hemos incorporado nuevas métricas a las que normalmente el común de las personas seguían, como resultados de la economía nacional, la moneda o el clima, se nos suma la cantidad de contagios nuevos, recuperados y fallecimientos diarios. Todo esto ha generado nuevas miradas sobre la idea de esperanza con las que vivíamos, hoy no solo creemos que podemos estar mejor en lo personal, económico y social, sino que también tenemos la esperanza de que podríamos volver a ser y hacer lo que fuimos e hicimos. Lamentablemente esto, en un corto plazo, no volverá a ser igual a esos tiempos, el filántropo y erudito Bill Gates pronostica no solo un mundo diferente y una humanidad adaptada a estas pandemias, también predice que el modo en el que entendemos la vida se resignificará, las enfermedades derivadas de este virus son aun inimaginables para las personas comunes que habitan el planeta. Investigadores intentan predecir los futuros covid, pero nadie tiene certeza de cómo será la evolución de lo que hoy conocemos. Este nuevo mundo, el cual a través de la naturaleza nos plantea el desafío de verdaderamente aprender a vivir con restricciones y aceptar los cambios, sin poder emitir opiniones, a no ser que estas vengan de los lugares autorizados, será el que albergue a las nuevas generaciones post-covid, generaciones distantes sociales, de especialidad virtual, aquellas que van a desarrollar la capacidad de espera, generaciones con dolor por haber perdido familiares.

La sociedad venia reformateando el modelo parental, el concepto de familia se había reformulado, la postmodernidad dio nacimiento a nuevas tipologías de grupos primarios, la familia nuclear (núcleo único: padre, madre e hijos) que había sido referente de los grupos sociales tradicionales y conservadores habían ido mutando a nuevos formatos que lograron su aceptación ante la mirada social y las diferentes instituciones, monoparentalidad, familia compuesta, adoptiva (la cual dentro de ella podemos encontrar Simple, Plena, Abierta, Cerrada), familia sin hijos, familia de personas mayores, familia de padres separados, familia homoparental, familia extensa, familia de acogida, por último y la que más se verá en los próximos años es la familia unipersonal, este tipo de familia también surgen cuando una pareja sin hijos se divorcia o uno de sus integrantes queda viudo. Existen otros casos en los que una persona puede constituir una familia unipersonal, como aquellos que crecieron en instituciones de cuidado de menores o que, por múltiples razones, perdieron el contacto con su familia o sus orígenes, y ahora se asumen como únicos integrantes de su estructura familiar, la familia unipersonal que está surgiendo es de aquellos que perdieron en esta catástrofe esposos, padres y hermanos a la vez, es decir que la estructura familiar a quedado disminuida a solo esa persona.

2020 ha tenido como resultado cerrar el siglo XX, los siglos no necesariamente deben medir 100 años calendarios, la existencia de hechos o accidentes sociales o naturales son los que determinan los inicios y los finales de estos segmentos etarios para la humanidad. El siglo que iniciamos tiene características que lo marcara, como el siglo de la “híper evolución”. Cuando me refiero a “híper”, es por lo exagerado de esta nueva era, todo debe estar basado de una manera casi extrema al cuidado del contagio, la innovación tecnología que nos permite descubrir cada vez más rápido soluciones a los problemas humanos, por ejemplo, la nueva longevidad, envejecer ya no es un símbolo de pasividad, mantenerse conectado al mundo virtual es una acción vital, extiende la vida a través de dos factores, las personas debe aprender a utilizar los sistemas de comunicación y sus artefactos que permite ejercitar al cerebro, ya que hay que aprender cosas nuevas, es decir un desafío; y mantiene los vínculos a través de la virtualidad y lo que las emociones significan. El consumo se ve redefinido por el espacio virtual como una única verdad, la idea de las empresas por migrar casi de manera urgente a plataformas digitales que sirvan para la producción o la comercialización no les permite evaluar la transición, no hay lugar para el mundo tangible en los negocios, la idea de “es lo que viene” no les permite a las empresas a entender que los cambios deben ser graduales.

No quiero dejar de hablar de la educación en la “hiper evolución”, debemos entender que las nuevas generaciones no serán iguales a las anteriores en términos cognitivos, esta nueva forma tiene sus desafíos, el primero es el de aceptar las dificultades, diseñar un modelo abierto, concientizar de los resultados, liderar, crear, acompañar y entender que de golpe todo puede volver a cambiar.

La vida estética de las personas también se ve rediseñada ante las nuevas alternativas de entretenimiento, el reemplazo de los espacios con espectáculos públicos afronta el desafío del rediseño y la reformulación de la propuesta, nuevas formas de consumir el arte, viajar, conocer, todo está por descubrirse en esta nueva realidad.

La estrategia… a pesar de lo difícil y complicado que puede sonar; en el análisis lo más importante es entender el verdadero sentido de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad a la que estamos expuestos. Las personas son la estrategia, deben haberlo escuchado infinidad de veces y es así, entender a las personas va a permitir que el mix de esas cuatro variables (VICA), podamos hacerlas jugar a nuestro favor, sea en la organización que sea, ya que los recursos van a a seguir estando y desarrollándose, como así también surgirán nuevos, pero de todos nosotros va a depender lo que hagamos con ellos. Una estrategia exitosa no es aquella que logra los resultados propuestos, sino la que mejor utilización de los recursos realiza para lograr los resultados con el menor detrimento, ergo, debemos trabajar sin aversión pero con inteligencia, para que la estrategia no se vea expuesta al riesgo.

Una humilde recomendación, que la pulsión de vida no venga de la adrenalina de letalidad que tiene este momento por el que pasamos, que el miedo a la finitud de los que queremos no sea el motor de mejora o cambio, lo que debe ponernos a trabajar es la ambición por una mejor realidad, por volver a la libertad, por no seguir siendo y viendo boquitas tapadas. 



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